lunes, 1 de junio de 2009

Susan

En clase

Nada estresa más que estar sentado durante cuatro horas, o más, en un salón de clase. Por eso los chamos tienden a tener conductas inentendibles por los adultos, claro porque ellos olvidaron sus días en el colegio. A ver... quién no se quedó dormido alguna vez sobre el pupitre, porque durmió mal la noche anterior, o porque hacía mucho frío, porque el profesor era una caja de valium (o tafil, o algo similar) andante, o porque la ladilla formaba parte de su. Pues bueno, yo cada vez que pongo mi trasero en un pupítre (o el que haga las veces de él) recuerdo aquellos días de infancia....
Bueno, el tiempo de escritura se termina, de modo que la idea -que no está totalmente procesada- la continuaré en mi próxima entrega. No olviden que estoy en "clase" de los supersónicos pero en el siglo XXI y no aquel de los años 70, 80 (bueno hace un montonón de años)